miércoles, 26 de mayo de 2021

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Ana María Menghini 25-05-21

 



VIDA Y OBRA DE SWAMI VIVEKANANDA

 

25 - El entrenamiento del discípulo (I)

Es difícil decir cuándo Naren aceptó realmente a Sri Ramakrishna como su gurú. Hasta el Maestro estaba preocupado. La relación espiritual se estableció en la primera reunión en Dakshineswar, cuando había tocado a Naren, conmoviéndolo hasta lo más profundo. Desde ese momento tenía fe implícita en el discípulo y le tenía un gran amor, pero animó a Naren en la independencia de su pensamiento. El amor y la fe del Maestro actuaron como una restricción sobre el joven impetuoso y se convirtieron en su fuerte escudo contra las tentaciones del mundo. Luego, gradualmente, el discípulo fue llevado de la duda a la certeza y de la angustia de la mente a la bienaventuranza del Espíritu. Esto, sin embargo, no fue de fácil consecución.

Sri Ramakrishna, como perfecto maestro que era, nunca estableció disciplinas idénticas para discípulos de diversos temperamentos. No insistió en que Narendra siguiera estrictamente reglas sobre la comida, ni le pidió que creyera en la realidad de los dioses y las diosas de la mitología hindú. No era necesario que la mente filosófica de Narendra atendiera las disciplinas del culto tradicional. Pero mantuvo un ojo estricto en las prácticas de Naren en discriminación, desapego, autocontrol y meditación regular.

Sri Ramakrishna disfrutaba de los vehementes argumentos de Naren con los otros devotos con respecto a los dogmas y los credos de la religión y estaba encantado de oírle romper en pedazos sus incuestionables creencias. Pero cuando, como sucedía a menudo, Naren se burlaba del gentil Rakhal por mostrar reverencia a la Madre Divina Kali, el Maestro no toleraba esos intentos de perturbar la fe del hermano discípulo en las formas de Dios.

Como miembro del Brahmo Samaj, Narendra aceptó su doctrina del monoteísmo y el Dios personal. También creía en la depravación natural del hombre. Las doctrinas del Vedanta no dualista (Vedanta Advaita) como la divinidad del alma y la unidad de la existencia las consideraba como una blasfemia; la opinión de que el hombre es uno con Dios le parecía puro disparate. Cuando el Maestro le advirtió contra la limitación de la infinitud de Dios y cuando le pidió que orara a Dios para que le revelara su verdadera naturaleza, Narendra sonrió.

Un día se estaba burlando del no-dualismo de Sri Ramakrishna ante un amigo y dijo: “¿Qué puede ser más absurdo que decir que esta jarra es Dios, esta copa es Dios, y que nosotros también somos Dios?”. Ambos rieron a carcajadas. En ese momento apareció el Maestro. Al conocer la causa de su diversión, gentilmente tocó a Naren y se sumergió en un profundo samadhi. El toque produjo un efecto mágico, y Narendra entró en un nuevo reino de conciencia. Vio todo el universo impregnado por el Espíritu Divino y regresó a su casa aturdido. Mientras comía, sintió la presencia de Brahman en todo: en la comida y también en sí mismo. Mientras caminaba en la calle, vio los carruajes, los caballos, la multitud y a sí mismo como si estuvieran hechos de misma sustancia. Después de unos días, la intensidad de la visión disminuyó hasta cierto punto, pero aún podía ver el mundo solo como un sueño. Mientras paseaba por un parque público de Calcuta, golpeó la cabeza contra la barandilla de hierro, varias veces, para ver si era real o una mera ilusión de la mente. De este modo vislumbró el no dualismo, la realización completa vendría más tarde, en el jardín de Cossipore.

Sri Ramakrishna siempre se complacía cuando sus discípulos ponían a prueba sus declaraciones o sus comportamientos antes de aceptar sus enseñanzas. Él decía: “Pruébame como los cambistas prueban sus monedas. No debes creerme sin ponerme a prueba a fondo”. Sus discípulos le oían decir a menudo que su sistema nervioso había sufrido cambios como resultado de sus experiencias espirituales, y que no podía soportar el toque de cualquier metal, como el oro o la plata. Un día, durante su ausencia en Calcuta, Narendra escondió una moneda debajo de la cama de Ramakrishna.  Cuando regresó, el Maestro se sentó en la cama; en el momento sufrió un sobresalto de dolor, como si lo hubiera picado un insecto. Se examinó el colchón y se encontró la moneda escondida.

Naren, por otro lado, a menudo era probado por el Maestro. Un día, cuando entró en la habitación de Sri Ramakrishna, fue completamente ignorado por él. No pronunció una palabra de saludo. Una semana más tarde, Naren regresó y se encontró con la misma indiferencia, y durante la tercera y cuarta visitas no vio evidencia alguna de descongelamiento en la actitud gélida del Maestro. Al final de un mes, Sri Ramakrishna le dijo a Naren: “No he intercambiado ni una sola palabra contigo durante todo este tiempo y aun así vienes”. El discípulo respondió: “Vengo a Dakshineswar porque lo amo y quiero verlo. No vengo aquí para escuchar sus palabras”. El Maestro se llenó de alegría. Abrazando al discípulo, dijo: “Solo te estaba probando. Quería ver si te alejabas debido a mi indiferencia exterior. Solo un hombre de tu fuerza interior podría soportar tal indiferencia de mi parte. Cualquier otro me hubiera dejado hace mucho tiempo”.

En una ocasión, Sri Ramakrishna le propuso transferirle muchos de los poderes espirituales que había adquirido como resultado de sus disciplinas ascéticas y visiones de Dios. Naren no tenía ninguna duda sobre la posesión de tales poderes por parte del Maestro. Preguntó si lo ayudarían a realizar a Dios. Sri Ramakrishna respondió negativamente, pero agregó que lo ayudarían en su trabajo futuro como maestro espiritual. “Déjeme realizar a Dios primero, dijo Naren─, y luego tal vez sepa si quiero o no los poderes sobrenaturales. Si los acepto ahora, puedo olvidar a Dios, hacer un uso egoísta de ellos, y así fracasar”. Sri Ramakrishna estaba muy complacido de ver la resuelta devoción de su principal discípulo.

Con la introducción en la India de la educación inglesa a mediados del siglo XIX, como hemos visto, la ciencia, la historia y la filosofía occidentales se estudiaban en colegios y universidades indias. Los jóvenes hindúes educados, seducidos por el encanto de ese tipo de educación, comenzaron a moldear su pensamiento de acuerdo con esta nueva luz, y Narendra no pudo escapar a su influencia. Desarrolló un gran respeto por el método científico analítico y sometió muchas de las visiones espirituales del Maestro a tal escrutinio. Los poetas ingleses despertaron sus sentimientos, especialmente Wordsworth y Shelley, y tomó un curso de medicina occidental para comprender el funcionamiento del sistema nervioso, particularmente el cerebro y médula espinal, para descubrir los secretos de los trances de Sri Ramakrishna.

Narendra no pudo menos que reconocer la serena felicidad en la que Sri Ramakrishna estaba siempre bañado. Le rogó al Maestro que le enseñara a meditar, y la respuesta de Sri Ramakrishna fue para él una fuente de consuelo y fuerza. El Maestro dijo: “Dios escucha nuestra oración sincera. Puedo jurar que puedes ver a Dios y hablar con Él tan intensamente como me ves y hablas conmigo. Puedes escuchar Sus palabras y sentir Su toque”.  Además, el Maestro declaró: “No puedes creer en formas divinas, pero si crees en una Realidad Última, que es el Regulador del universo, puedes orarle así: ─Oh Dios, no te conozco. Ten misericordia de revelar para mí Tu verdadera naturaleza. "Ciertamente te escuchará si tu oración es sincera".

El hecho era que Narendra no podía, en el fondo de su corazón, no creer en Dios. Él recordó las visiones espirituales de su propia niñez y muchas otras que había experimentado en compañía del Maestro. Interiormente anhelaba comprender a Dios y Sus caminos. Y un día obtuvo este entendimiento. Sucedió en la siguiente manera:

Había estado fuera desde la mañana bajo una lluvia torrencial en busca de empleo, después de no haber tenido ni comida ni descanso durante todo el día. Era de noche; se sentó en el porche de una casa al borde de la carretera, agotado. Estaba aturdido. Los pensamientos comenzaron a revolotear ante su mente, que no podía controlar. De repente tuvo una extraña visión, que duró casi toda la noche. Sintió que velo tras velo era quitado de delante de su alma y comprendió la reconciliación de la justicia de Dios con su misericordia. Llegó a conocer - pero nunca dijo cómo - que la miseria podría existir en la Creación de un Dios compasivo sin menoscabar su poder soberano ni tocar el Yo real del hombre. Entendió el significado de todo esto y quedó en paz. Justo antes del amanecer, refrescados su cuerpo y su alma, regresó a su casa.

 


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