Swami Vivekananda
"Obras Completas", tomo VI
"Obras Completas", tomo VI
OYAS
El “oyas” es aquello que marca la diferencia entre hombre y hombre. El líder es el que tiene mucho oyas. Éste confiere un tremendo poder de atracción. El oyas es manufacturado a partir de las corrientes nerviosas. Tiene su particularidad: es más fácilmente producido a partir de aquella fuerza que se manifiesta en el poder sexual.
Si los poderes de los centros sexuales no son malgastados y sus energías desperdiciadas (la acción es sólo pensamiento en un estado más denso), pueden ser transformados en oyas. Las dos grandes corrientes nerviosas del cuerpo comienzan en el cerebro, descienden a cada lado de la médula espinal y se cruzan en forma de número 8 en la parte posterior de la cabeza. Así, el lado izquierdo del cuerpo es gobernado por el lado derecho de la cabeza. En el punto más bajo del circuito está el centro sexual, el plexo sacro. La energía conducida por estas dos corrientes de nervios desciende y una gran cantidad se almacena continuamente en el plexo sacro. El último hueso de la columna está sobre el plexo sacro y es descripto en lenguaje simbólico como un triángulo. Y como la energía está almacenada junto a él, esta energía está simbolizada por una serpiente. La conciencia y la subconciencia actúan a través de estas dos corrientes nerviosas. Pero la supraconciencia se despega de la corriente nerviosa cuando alcanza el final inferior del circuito y, en vez de permitirle elevarse y completar el circuito, se detiene y la hace subir por la médula espinal en forma de oyas, desde el plexo solar. La médula espinal está naturalmente cerrada, pero puede ser abierta para formar un pasaje para el oyas. A medida que la corriente viaja de un centro de la médula a otro, ustedes pueden viajar de un plano de existencia a otro. Es por esto que el ser humano es más grande que otros seres, porque todos los planos, todas las experiencias, son posibles para el espíritu en el cuerpo humano. No necesitamos otro, porque el hombre puede, si le gusta, terminar en su cuerpo su período de prueba y después volverse puro espíritu. Cuando el oyas ha ido de centro en centro y alcanza la glándula pineal (una parte del cerebro a la cual la ciencia no puede asignar función), el hombre pasa a no ser ni mente ni cuerpo, libre de toda atadura. El gran peligro de los poderes psíquicos es que el hombre se topa con ellos, por así decirlo, y no sabe cómo usarlos correctamente. No tiene entrenamiento ni conocimiento de lo que le ha pasado. El peligro es que al usar estos poderes psíquicos los sentimientos sexuales se estimulan anormalmente, dado que, de hecho, son producidos a partir del centro sexual. El mejor y más seguro camino es evitar las manifestaciones psíquicas, porque ellas juegan las bromas más horribles sobre sus ignorantes y no entrenados poseedores. Para volver a los símbolos: debido a que este movimiento ascendente del oyas por la médula espinal se siente como espiral, es llamado “la serpiente”. La serpiente, por lo tanto, está colocada sobre el hueso o triángulo. Cuando se la despierta asciende por la médula espinal y, a medida que va de centro en centro, un nuevo mundo natural se abre dentro de nosotros: la kundalini está despierta.
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