Charla 26/09/2018
Resumen
Es la naturaleza de nuestra mente operar con representaciones; ellas nos posibilitan una serie de capacidades (analizar, anticipar) pero, a la vez, nos constriñen. Haciendo de una analogía con el proceso de producción de un collage que toma como base un conocido cuadro, analizamos el rol de las representaciones: a través de ellas configuramos modelos por medio de los cuales dirigimos nuestras percepciones, acciones y valoraciones, tomando, buscando, o dejando de lado aspectos de la realidad según encajen o no en esos modelos preconcebidos.
¿Sabemos cuáles son esos modelos? Rara vez, puesto que como a través de ellos vemos la realidad ellos mismos aparecen como un punto no visible... Y el intentar situarlos nos enfrentará a la espinosa cuestión de ¿cómo surgieron?
No debemos desanimarnos: el conocernos es una de las labores que tenemos por delante. A través del análisis de nuestras reacciones (conductas, pensamientos, fantasías, emociones) podremos progresivamente averiguar acerca de esos modelos implícitos y, siguiendo la pista, nos acercaremos a ciertas dimensiones desconocidas de una representación -para nosotros- privilegiada: el Yo mismo.
Desde ese punto, consideramos el desapego desde una nueva perspectiva: no es sólo abandonar objetos, personas, situaciones, sino también ir a lo profundo y “dejar ir” incluso a las representaciones y modelos.
En palabras de los que saben:
Uno debería abandonar la ira, eliminar la vanidad,
trascender toda atadura.
Los sufrimientos no sobrevienen
a quien no se apega a la mente y al cuerpo,
al que no posee nada.
(Dhammapada 17)
Aquel que no siente gusto ni disgusto, debe ser considerado como un hombre de constante renunciamiento, porque estando libre de los pares de opuestos, se libera muy fácilmente.
(Bhagavad Gita V, 03)
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