SEGUIR APRENDIENDO: Lic. Cristina Viturro
Esta reflexión surge de las dificultades para mantener el equilibrio entre el mundo y la vida espiritual, que imagino como una llama permanentemente acosada por las corrientes de aire. Corrientes de aire, por cierto, muy diversas: algunas son placenteras, estimulantes, otras son amenazantes. Cómo hacer, entonces, para mantener la mente en calma.
Séneca, un filósofo de la antigüedad, considera que la aceptación es la base que sostiene y alimenta la tranquilidad mental. Lo más que podemos hacer, dice, es aceptar todas las cartas que la vida nos da, sean ganadoras o perdedoras, como préstamos temporarios de un mazo al cual, en última instancia, volverán. Según él, la medida de la sabiduría de un hombre es la gracia y la falta de resistencia con las cuales devuelve lo prestado una vez que el tiempo del préstamo se agotó.
Esta reflexión surge de las dificultades para mantener el equilibrio entre el mundo y la vida espiritual, que imagino como una llama permanentemente acosada por las corrientes de aire. Corrientes de aire, por cierto, muy diversas: algunas son placenteras, estimulantes, otras son amenazantes. Cómo hacer, entonces, para mantener la mente en calma.
Séneca, un filósofo de la antigüedad, considera que la aceptación es la base que sostiene y alimenta la tranquilidad mental. Lo más que podemos hacer, dice, es aceptar todas las cartas que la vida nos da, sean ganadoras o perdedoras, como préstamos temporarios de un mazo al cual, en última instancia, volverán. Según él, la medida de la sabiduría de un hombre es la gracia y la falta de resistencia con las cuales devuelve lo prestado una vez que el tiempo del préstamo se agotó.
Para los que estamos lejos de ser sabios, ayudan las palabras de El eterno compañero Brahmananda, que en su página 135 dice: “Ofrece cuerpo y alma a los pies del Señor. Entrégate enteramente a Él, sé su servidor y dile: “Te doy mi cuerpo, mi alma y todo lo que tengo. Haz con ello lo que Tú quieras; yo estoy listo para servirte con todas mis fuerzas”. Si puedes hacer esto, la responsabilidad de tu bienestar espiritual descansará sobre Él. No necesitarás preocuparte más; pero tienes que entregarte con toda el alma”.
O en palabras de Santa Teresa: “Dadme, pues, sabiduría, /o por amor, ignorancia;/ dadme años de abundancia, /o de hambre y carestía; / dad tiniebla o claro día, /revolvedme aquí o allí: /¿qué mandáis hacer de mí?”
Y a mano tenemos la práctica. “Practica Yapam y meditación – dice Brahmananda-. Te guste o no, practica yapam. Si persistes, ten por cierto que la mente quedará absorbida en la contemplación. Para lograr esta tranquilidad espiritual debes continuar una práctica regular, aún contra tus inclinaciones. El despertar espiritual vendrá. Y cuando llegue, ni siquiera te acordarás de que alguna vez hubo en ti pasiones.” Mi esperanza es que así será.
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