Varias parientes de Sitanath, como no tenían permiso de ir a otras casas, excepto a la de él y no podían oír la lectura de los textos sagrados y los cantos de Gadadhar (Thakur) y, por eso, invitaban al muchacho a sus propias casas. Había muchas mujeres devotas de Gadadhar entre las mujeres del barrio de los comerciantes, que no podían ir a la casa de Chandra y cuando él llegaba a casa de Sitanath, se corría la voz y las vecinas iban allá. El jefe de la familia, Sitanath, quería mucho a Gadadhar y los otros hombres del barrio conocían muy bien sus buenas cualidades. Por eso, nunca se oponían a que sus mujeres e hijas asistieran a estas reuniones.
Swami Saradananda, Lila Prasanga, C. VII
- (Texto copiado aquí de la Sra. Leonor Bakún)
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